Meditación Tonglen

Esta técnica, cuyo nombre en tibetano significa dar y recibir, es uno de los ejemplos más claros y sencillos de cómo el tantra (o el tantra tibetano en este caso) puede ser una gran técnica terapéutica.

Digo tantra tibetano porque el tantra es una tradición espiritual muy amplia, que llegó a extenderse por Tibet, Japón, China, Corea y más. Lo que conocemos como budismo tibetano tiene muchísimos elementos el tantra, como son los mantras, los mudras, las deidades, los altares, mandalas y ceremonias, entre otras.

La técnica en sí es sencilla, aunque la razón o el por qué y cómo funciona puede parecer algo confuso al principio.

Para empezar, necesitamos pensar en una persona o situación que nos genere conflicto. Puede ser un familiar, o nuestra pareja, vecino, jefe, cualquier persona que nos enganche o despierte emociones o pensamientos negativos. 

Pero también puede ser una temática o problemática que nos afecte, por ejemplo el calentamiento global, o la pobreza, la injusticia, cosas de este tipo.

Como ejemplo voy a utilizar a mi papá. Todos tenemos temas atorados con nuestros padres, así que se podrán identificar.

El primer paso es reconocer un tema que quiera sanar, una actitud, un problema que tenga con él, o un patrón que me moleste mucho. Y lo que voy a hacer es visualizarlo lo mejor posible, o pensarlo con el mayor detalle posible. Me voy a dejar sentir emociones, sensaciones, pensamientos, memorias, todo lo relacionado a lo que estoy queriendo transformar.

El segundo paso es respirar sintiendo que cada vez que inhalo, absorbo parte de la negatividad de mi papá (que estoy imaginando que está frente a mí) y cada vez que exhalo, le envío luminosidad y energía positiva.

Esto puede parecer extraño porque nuestra mente va a pensar que me voy a llenar de negatividad, o ¿qué voy a hacer con toda esa energía negativa? o cosas por el estilo.

Lo que debemos recordar es que no estoy invocando o trayendo a mi papá en sí, sino a la idea y la proyección de mi propia neurosis, mi propia sombra, mi propia toxicidad que yo veo en él. Entonces en realidad no es que lo esté absorbiendo a él, sino a mi propia negatividad que no reconozco en mí mismo.

Poco a poco sigo respirando y aplicando la técnica y con el tiempo lo que va a suceder es que él se vea cada vez más luminoso, más limpio. Su actitud va cambiando, va sanando, va mejorando. Y yo, como estoy produciendo luminosidad y digamos una especie de campo positivo, me mantengo igual.

De alguna forma me estoy entregando a la compasión, a la gratitud, a la bondad, al amor que nos une, y con mi corazón y mi deseo de bondad, estoy deseándole bienestar y paz. Y lo estoy visualizando de una forma muy clara y directa, enviándole luz y bendiciones con cada respiración. 

Lo hermoso y muy inteligente es que vas absorbiendo la negatividad e iluminando de forma gradual, paulatina. Esto tiene un efecto muy poderoso en la psique. Te da tiempo de ir observando, sintiendo, sanando, reviviendo, todo el contenido asociado.

Mientras hago la práctica, voy a sentir cosas, tener recuerdos y memorias, fantasías, etcétera que son todo el proceso de acomodo de mi inconsciente pero de forma visual y simbólica con la práctica.

Llega un momento en el que siento que ya no queda negatividad y tanto mi papá como yo estamos vibrando en luz, en compasión, en amor, en paz. Aquí es donde entra el agradecimiento y la entrega a algo más grande. 

Es muy recomendable quedarme en este estado de paz, de gozo el tiempo que pueda, sin tratar de hacer nada más, simplemente permitiendo y gozando la sensación de bondad y gratitud.