Gratitud y Agradecimiento

Tal vez recuerden que en la semana 3 tocamos el tema de la práctica de gratitud como el fundamento de la práctica espiritual.

Les hablé de cómo la gratitud abre un espacio sagrado y profundo para conectar con nuestro corazón y nuestra divinidad. Dicho en términos más psicológicos, la gratitud nos ayuda a escuchar nuestra voz interna y reconocer nuestra verdad, sabiendo así lo que queremos y lo que no.

Así, hay una gran cantidad de prácticas espirituales de muchas tradiciones que basan en el principio de la gratitud.

Lo que sucede es que al agradecer, nos conectamos automáticamente con el corazón. No sólo el corazón 

espiritual o emocional sino el corazón físico.

Hay un aspectos bien interesantes del corazón como órgano.

Numero uno, es el órgano del cuerpo con el campo electromagnético más grande. Es decir, el campo energético del corazón es muy grande. En promedio se extiende entre 2 y 3 metros alrededor de la persona. Esto nos permite percibir campos electromagnéticos y energéticos que entren en contacto con nuestro propio campo. Es una especie de radar o antena emocional, electromagnética que nos conecta con el mundo alrededor. Obviamente podemos inferir que este mismo campo físico tiene niveles de vibración más sutiles o espirituales que se apoyan de la vibración electromagnética.

Entonces, vamos a ver tres técnicas de meditación de entrega. La primera más sencilla, la segunda intermedia y la tercera un poco más compleja.

• La primera es una técnica que usa la respiración y la encontramos en la tradición kabalista y en las tradiciones indias (tantra y yoga). Esto se me hace muy hermoso y curioso.
• La segunda es una técnica budista llamada tonglen que tal vez muchos de ustedes conozcan porque la ha popularizado mucho una monja budista llamada Pema Chodron.
• La tercera es un mantra del tantra tibetano llamada el Mantra de las 6 Sílabas. Es el mantra del buda Avalokiteshvara o Chenrezig, que podemos entender como expresión o manifestación de la compasión o el amor o la misericordia.